Coordinador de Mesa de Lectura.
PINTOR PINTADO
Cuando se despertó estaba todo naranja, como si alguien hubiese puesto un celofán en su ventana. Se sentía pesado y cada paso era como el arranque de una vieja locomotora; aún estaba borracho, y sin embargo se adosó al vaso que tenía en su mano y absorvió el whisky como desierto a una gota de lluvia. Eran las veinte horas y el sol caía tras otra batalla en el mes de enero; sentía mucho calor y una brisa que cruzó la habitación lo hizo temblar, y creyó ser un equilibrista tratando de llegar hasta el otro lado, donde estaba el caballete con un cuadro a medio empezar, aún más en penumbras que su casa.
Colmó su vaso e intentando dar otro sorbo, una catarata de alcohol mojó su cuello y quemó su garganta. Tomó el pincel como si recibiese una orden y continuó con el autorretrato. Colores rojos, negros, terracotas y marrones delineaban su rostro. Sucesos recientes golpeaban su cabeza y lo retraían a su infancia; un elástico lo hacía ir y volver, como una hamaca tomando envión hacia atrás. Los colores se mezclaban como un enchastre de niños embarrados, y seguía pintando.
Volvió a despertar tirado en el piso, ahora sí amanecía. Abrió los ojos y asustado como un niño se cubrió la cara; en el bastidor estaba pintado su padre.
(Cuento seleccionado)
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